Sobre la calle Lamartine encuentras un hotel de gran lujo bajo una máscara muy sobria
Caminas por la calle de Lamartine buscando un edificio que pudiera parecer un hotel, has caminado cientos de veces por esas calles y nunca se te había ocurrido que ahí hubiera alguno, cuando llegas a la entrada te das cuenta del por qué.
La sobriedad del diseño de la fachada del edificio es tan discreta que parecería un edificio de apartamentos más, pero está bien, esa es la intención, un lugar que pase desapercibido de los ojos bulliciosos y que permita una estancia de completa paz a todo aquel que se hospede en él.
Al entrar al hotel no puedes dejar de mirar la decoración que evoca una combinación entre los círculos literarios de antaño con un ambiente de negocios que se siente en el aire.
La mirada de Oscar Wild se posa directamente sobre ti mientras haces tu registro de entrada, el personal, muy amablemente te acompaña hasta tu habitación que traslada ese lujo que viste en las fotografías en Internet a la realidad.
El hotel ha cuidado hasta los más infimos detalles para asegurarse de que la experiencia en sus instalaciones sea de la más alta calidad. Las botanas en la habitación no tienen costo y la televisión es amenizada por Roku con cientos de opciones para ver.
El restaurante es un ambiente sumamente tranquilo ambientado por música suave de jazz contemporáneo que te permitirá relajarte mientras lees un buen libro o esperas a tu próxima cita.
Durante nuestra estancia tuvimos la suerte de probar el nuevo menú el cual con acabados gourmet conscienten a tu paladar y te piden que repites los platillos más de una vez.
Tras platicar con el gerente, una palabra fue constantemente repetida por él refiriéndose a sus huéspedes, y es debido a que él los llama y los hace sentir como invitados.
The Wild Oscar se ha convertido en ese lugar al que planeo regresar en cada uno de mis viajes a CDMX.